Me chame no WhatsApp Agora!

Arnaldo Jardim

Diputado Federal y Presidente de la Comisión Especial de Transición Energética y Producción de Hidrógeno

OpAA78

Combustibles del futuro: más presentes y necesarios que nunca

Durante años hemos escuchado cada vez más sobre el cambio climático y la urgencia con la que las naciones deben adoptar medidas efectivas para mitigar los efectos nocivos del cambio climático, que impactan de manera importante en el medio ambiente, la economía, la salud de las personas y la sociedad en general.

Uno de los caminos es la descarbonización del transporte mediante la sustitución gradual de los combustibles fósiles.

Fui designado relator del Proyecto de Ley 4516 de 2023, que crea el Programa Combustible del Futuro, reafirmando el compromiso de Brasil con la reducción de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero. El objetivo de la propuesta es acelerar nuestra transición hacia una movilidad baja en carbono.

Entre las acciones del programa se encuentran el aumento de la mezcla de etanol en gasolina, del 27,5% al 30%; fomentar la producción y el uso de combustible de aviación sostenible y diésel ecológico; y la regulación de Combustibles Sintéticos.

De hecho, la palabra transición no se aplica bien a Brasil. A diferencia del resto del mundo, cuya matriz energética es predominantemente fósil, Brasil ha invertido, desde los años 1970, en aumentar la participación de fuentes renovables en su matriz. Un esfuerzo que nos llevó a un envidiable 48,4% de energía limpia frente a apenas el 15% de la media mundial.

En el sector transporte, por ejemplo, casi el 50% de la gasolina que se vende en el país es reemplazada por etanol, lo que reduce las emisiones de dióxido de carbono hasta en un 90% en comparación con los combustibles fósiles. Con el programa de biodiesel dejamos de consumir 47 mil millones de litros de diésel, evitando la emisión de 82 millones de toneladas de dióxido de carbono. Por tanto, en lugar de transición energética, el término correcto para Brasil sería “consolidación de la renovabilidad de nuestra matriz”.

Sin embargo, este proceso plantea al menos dos desafíos importantes. Uno de carácter tecnológico, dado que la adición de Combustible de Aviación Sostenible al queroseno de aviación, Diesel Verde al diésel fósil y el aumento de la mezcla de etanol con gasolina requerirá mejoras en los motores de combustión interna y, en consecuencia, inversión en innovación tecnológica. Por lo tanto, es importante que el programa se discuta con los fabricantes de equipos automotrices, especialmente con la Asociación Nacional de Fabricantes de Vehículos Automotores.

Otro desafío es de naturaleza económica, ya que la adición de biocombustibles no puede afectar el precio del combustible vendido en el país. En el caso del Etanol, por ejemplo, el programa autoriza un aumento de la mezcla, pero fijar ese porcentaje es responsabilidad del Consejo Nacional de Política Energética, que lo hace de manera paulatina y transparente, compatibilizando siempre producción y demanda. Además, se puede ampliar la oferta de etanol a partir del maíz, que ya representa el 20% de la producción nacional de biocombustibles.

El Programa Combustible del Futuro aumentará aún más el uso de combustibles bajos en carbono en Brasil. Las aerolíneas se verán obligadas a reducir gradualmente las emisiones de dióxido de carbono mezclando combustible de aviación sostenible con queroseno de aviación. Esta obligación nos alinea con el compromiso del sector aéreo internacional de convertirse en carbono neutral para 2050. La aviación comercial por sí sola es responsable del 3% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.

En el transporte de cargas pesadas, camiones, autobuses y maquinaria agrícola, el Diesel Verde se sumará al biodiesel, ya producido en Brasil desde 2006, para reducir aún más las emisiones del sector, considerado difícil de electrificar. Además de descarbonizar, la adopción del Diésel Verde contribuirá a reducir la dependencia externa del diésel fósil.

Otra iniciativa que ayudará al país a consolidar su vocación por la producción de energías renovables es el Marco Legal del Hidrógeno Bajo en Carbono, que está elaborando la Comisión Especial para la Transición Energética y la Producción de Hidrógeno Verde, de la que soy presidente.

Destaco, por ejemplo, el virtuosismo de las fuentes renovables, eólica y solar, en la producción de hidrógeno por electrólisis, especialmente en el Nordeste brasileño. Brasil tiene ventajas competitivas y comparativas para competir en el mercado internacional. Pero no podemos olvidar el potencial de producción de hidrógeno a partir de biomasa, principalmente a partir de residuos de la industria sucroenergética, cuyo coste de producción ha demostrado ser más competitivo si lo comparamos con otras vías tecnológicas.

Ciertamente, podemos producir hidrógeno para exportar, la Unión Europea será un gran consumidor, pero el hidrógeno debe utilizarse en la descarbonización de nuestros procesos de producción, la llamada neoindustrialización . Un proceso que requerirá esfuerzo del sector productivo y mucha más inversión.

Por ello, presenté el Proyecto de Ley 5174 de 2023, que establece el Programa de Aceleración de la Transición Energética. Creado a partir del aporte de varios economistas y académicos del sector de infraestructura, el programa podría ser una palanca para inversiones en un segmento fundamental para el desarrollo nacional.

Brasil puede estar a la vanguardia de la nueva economía, la economía verde y la economía baja en carbono. A través de créditos fiscales y transacciones financieras, este proyecto podrá anticipar inversiones a una escala mucho más rápida, con un fuerte impacto en la actividad económica.