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Fábio Vidal Mina Jr.

Director de Agronegocios y Logística de Consulcana

OpAA80

Iniciativas sobre nuevas variedades

La caña de azúcar es un cultivo semiperenne, de clima cálido y húmedo y que requiere de un manejo específico para lograr su pleno desarrollo y, en consecuencia, el rendimiento esperado. Por lo tanto, se entiende que las prácticas fuera de los estándares adecuados afectarán inevitablemente el desempeño, especialmente la productividad y la maduración.

A excepción de la última cosecha (2023/2024), se ha producido una fuerte caída de la productividad de las plantas. Excepto una minoría, los demás mostraron una reducción de toneladas de tallos por hectárea en cosechas anteriores. Esta caída puede deberse a varios motivos, a saber:
1) expansión de la superficie cañera en áreas antes no cultivadas con caña (pastos, eucaliptos, cítricos) en zonas menos fértiles, etc.;
2) problemas de nutrición y gestión (agravados con las últimas crisis internas y externas);
3) reducción de las áreas de renovación y consecuente aumento del número promedio de cortes (históricamente la tasa promedio de renovación de la caña fue del 17%; hubo una caída al 13,5% y, actualmente, al 15,8%);
4) edad media de corte;
5) siembra de caña de invierno, caña de azúcar anual y/o siembra todo el año;
6) creciente expansión de áreas con cosecha mecanizada.

Finalmente, cambios importantes ocurridos en el manejo tradicional aplicado anteriormente y que ciertamente tuvieron impacto contribuyeron a la reducción de la productividad en las últimas cosechas. Es evidente que, debido a los diferentes “años agrícolas” que atravesaron estos cañaverales, también hubo influencias del clima, temperatura, precipitaciones, etc.

Evidentemente, son muchas las variables que influyen en los constantes cambios en la productividad de los cultivos, por lo que, sin duda, el listado varietal es fundamental. Si no fuera por este dinamismo en el desarrollo y lanzamiento de nuevos materiales y/o variedades prometedoras con características superiores a las ya existentes, el escenario sería ciertamente aún peor y mucho más preocupante.

En la imagen destacada se pueden notar claramente las sucesivas caídas de productividad, así como las variaciones de una cosecha a otra, con excepción de la cosecha 2023/2024, en la que varios factores convergieron y contribuyeron a una de las más cosechas espectaculares en los últimos tiempos en términos de productividad.

Reto: Sabemos que ya existen tecnologías disponibles en el mercado, entre ellas plantas que utilizan la matriz tridimensional, también conocida como “tercer eje”, modelos de riego permanente, un enfoque en mejorar algunos pilares importantes que buscan una productividad de tres dígitos, entre otros.

Con excepción de algunas plantas que tienen la condición de tener su superficie totalmente irrigada, se pudo notar que la buena productividad agrícola de otras unidades está más ligada a los pilares y manejo de nuevas variedades que a cambios radicales o disruptivos en el cultivo de la caña de azúcar. sistema de producción.

Identificamos en común, en algunas plantas, que funcionan bien en los ocho pilares de la alta productividad agrícola:
1) stand varietal sin fallas;
2) reducción de pérdidas de cosechas;
3) estrategias de siembra apropiadas;
4) camino de cosecha coherente;
5) nutrición audaz de la caña de azúcar;
6) factores que reducen la productividad agrícola bajo control (plagas, malezas y enfermedades);
7) ciclo de producción óptimo;
8) riego económico.

Nuevas variedades: Se sabe que la caña de azúcar es un cultivo muy sensible al agua, lo que significa que este insumo por sí solo trae un enorme resultado positivo en la búsqueda de productividad, combinado con el clima cálido y las horas de luz adecuadas. Estos elementos (agua, temperatura y luz) quizás expliquen o justifiquen por qué Brasil es el mayor productor de caña de azúcar del mundo.

Un estudio realizado por el fisiólogo Paul H. Moore (2009), del Centro de Investigación Agrícola de Hawaii, indica el potencial máximo teórico de la caña de azúcar en 472 toneladas por hectárea. Por lo tanto, no es posible hablar de las principales iniciativas en relación a las nuevas variedades de caña sin resaltar la base fundamental donde comienza todo el proceso de obtención de nuevos materiales, es decir, las variedades de caña son de crucial importancia en el proceso de búsqueda de alta productividad y maduración, siendo los organismos de investigación y desarrollo de variedades (como el Instituto Agronómico, Centro Tecnológico de la Caña de Azúcar, Ridesa) los principales proveedores y más relevantes en el proceso de desarrollo y liberación de nuevas variedades de caña de azúcar, junto con la colaboración de algunas universidades, donde es una lucha permanente en busca de nuevos clones superiores y futuras variedades que satisfagan la insaciable necesidad del sector.

En los últimos años se ha notado un cambio significativo en la gama de variedades, donde materiales que ocupaban y/ o eran cultivados comercialmente en grandes superficies fueron dando paso a nuevos materiales prometedores con alto potencial de productividad, riqueza, salud, eclécticos como la producción medio ambiente (suelo), “capacidad de cosecha” y longevidad. A pesar de ser este el objetivo deseado, hemos hecho una gran aportación al sector a través del excelente trabajo de las entidades de investigación y liberación varietal azúcar-energía con gran variedad de opciones: IACs, CTCs, CVs, RBs.

Sin embargo, destacamos que no basta con tener excelentes variedades disponibles en el mercado y no saber sacarles el máximo partido. Es importante resaltar que la correcta asignación de variedades no trae ningún costo adicional, pues el costo de hacerlo bien o mal será el mismo. Por lo tanto, si elegimos asertivamente la variedad, igualando tiempos de siembra, cosecha (materiales para inicio, mitad y final de cosecha) y un ambiente de producción adecuado, sin duda ya daríamos un gran salto en rendimiento y retorno económico, donde en consecuencia, no será necesario esperar 5 o 6 cortes para intentar corregir un posible error cometido en la formación del cañaveral.

A partir de la importancia de las variedades de caña de azúcar en la cadena productiva de una planta, existen en el sector diversas alternativas para actualizar, brindar información e intercambiar experiencias en relación al manejo varietal utilizado, como el benchmarking variedades específicas por empresas especializadas del sector, en las que este intercambio de experiencias e información genere conocimientos para ser aplicados, posibles ajustes y/o correcciones.

Las herramientas mencionadas anteriormente, bien utilizadas, exploradas e implementadas correctamente, ciertamente ofrecen una gran orientación en relación al manejo ideal a aplicar a las variedades cultivadas comercialmente, es decir, compartir estas experiencias y aprendizajes ha aportado mucho al sector.

En mi opinión, estamos en el camino correcto y en un momento de altas expectativas para los próximos años, con una lista diversa de excelentes variedades y clones prometedores que servirán a los ingenios y productores de caña en los más diversos ambientes productivos, incluido el “Ambiente E”, que hasta hace poco era uno de los cuellos de botella a resolver y/o mejorar con nuevas opciones de materiales que atiendan este nicho, y ahora, afortunadamente, ya están surgiendo variedades para llenar este vacío.