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Bruno Serapião

CEO de Atvos

OpAA80

La importancia de Brasil para la transición energética global

Un evento global importante, como la Conferencia de las Partes, es siempre un evento importante. Al fin y al cabo, la Conferencia ayuda a trazar las directrices de lo que la sociedad debe buscar en términos de equilibrio socioambiental. En este sentido, queremos valorar cada vez más el papel protagónico de los biocombustibles en la agenda climática y el potencial de liderazgo de Brasil en escenarios internacionales de este tamaño.

El gran desafío global, que ya ha sido abordado, es la necesidad de evitar que el aumento de la temperatura media global supere, en las próximas décadas, el nivel de 1,5 grados centígrados en relación con los niveles anteriores a la Revolución Industrial. Precisamente por eso las mayores potencias y las principales empresas del mundo se están fijando objetivos para reducir sus emisiones de carbono. Lo que resulta cada vez más claro es que el uso de biocombustibles, a gran escala, jugará un papel clave en la transición de la matriz energética global, como forma de reducir la dependencia y el uso de combustibles fósiles.

Durante la Conferencia de las Partes 28, Brasil demostró concretamente que puede ser un gran protagonista en este movimiento, debido a su innegable potencial en la producción de biocombustibles. Representantes de los poderes públicos nacionales, en diferentes ocasiones, dejaron claro que la voluntad del país es allanar este camino, y representantes empresariales también intentaron demostrar la solidez de los grandes productores brasileños, capaces de entregar calidad, competitividad y volumen al nivel de que el planeta necesita.

Hay pocos países en el mundo con tanta experiencia y programas sólidos para promover este tipo de producción que, en el caso de Brasil, tiene al etanol de caña como uno de sus principales protagonistas. Todavía en 1931, el país tomó la delantera al implementar el uso obligatorio de 5% de etanol en la gasolina, aumentando al 25% en 1975, hace casi cincuenta años. Y, desde 2003, empezó a adoptar el concepto de coches flexibles combustible, con posible uso de etanol y gasolina.

Acciones como esta ayudaron a consolidar una estructura de producción de biocombustibles prácticamente única en el mundo, en calidad y escala de suministro a diferentes mercados y localizaciones del planeta, y que será una poderosa plataforma para la revolución energética que el planeta busca. Este cambio no será una tarea trivial. Para convertirse en una solución eficaz, la adopción de la bioenergía debe respetar una tríada: ser sostenible, fiable y económicamente viable. Reunir estas tres cualidades no es sencillo, pero la buena noticia es que Brasil ya tiene muchas de las soluciones.

La solución para descarbonizar el transporte debe ser sostenible de principio a fin y, en este aspecto, destaca el etanol. Un estudio realizado por Stellantis y publicado en marzo de 2023 demostró que los automóviles propulsados por etanol brasileño son más beneficiosos para el medio ambiente que los modelos eléctricos, que utilizan fuentes de energía disponibles en Europa, si se tiene en cuenta todo el ciclo de generación de energía, en un concepto conocido como "del pozo a la rueda".

El etanol es responsable de unas emisiones de dióxido de carbono de 107,2 gramos por kilómetro recorrido, mientras que un coche europeo 100% eléctrico emite 126 gramos de dióxido de carbono por cada kilómetro recorrido. La solución brasileña también es confiable, con la adopción de programas que permitieron fortalecer la flota más robusta de vehículos flex-fuel combustible en el mundo, con un uso en escala y calidad comprobadas y con el etanol presentándose como una solución económicamente viable.

Crear una infraestructura capaz de garantizar el suministro de un gran número de coches eléctricos implicaría una gigantesca inversión de recursos, difícil de aplicar en países del Sur global. Estas naciones, sin embargo, ya cuentan con una completa red de gasolineras, cuya adaptación al biocombustible sería mucho más sencilla y económicamente viable.

Otra demanda urgente es diseñar una posible propuesta para la descarbonización del transporte aéreo. Para ello, la implementación de combustibles de aviación sostenibles debe ser una prioridad. Europa impuso recientemente el requisito de que las empresas energéticas y las aerolíneas cumplan objetivos de un uso del 6% de combustible de aviación sostenible para 2030, aumentando al 70% para 2050. Es decir, se deben fomentar todas las soluciones posibles para esta producción y acelerar la alternativa basada en etanol de caña de azúcar, que ya ha demostrado ser una posibilidad valiosa, a partir de un marco regulatorio nacional dinamizador.

Para garantizar la tracción necesaria para la descarbonización del transporte, también es necesario consolidar el modelo Book & Claim, que permite a una empresa apropiarse de los créditos de carbono generados por otra organización que ya utiliza energías renovables, mediante el pago. Es una solución económica para incentivar la descarbonización, y hay un gran mercado para que las empresas nacionales se adhieran a ese formato, ya que la matriz energética brasileña está muy por delante del mundo.

En este sentido, Brasil también fue pionero con la Política Nacional de Biocombustibles. Considerado el mayor programa de descarbonización del planeta, la iniciativa ya ha evitado la emisión de más de 100 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente a la atmósfera y premia la producción eficiente de etanol con la generación de Créditos de Descarbonización.

Estas acciones se venden en B3 y son un paso adelante en la consolidación de la matriz energética sostenible brasileña. Sólo para este año, la estimación del gobierno es emitir 38,78 millones de bonos. Aún en el aspecto de la sostenibilidad, pero con el foco en el ámbito social, no podemos dejar de resaltar la inclusión social que brinda la cadena de la caña de azúcar, especialmente en el interior de Brasil. Al establecerse en ciudades pequeñas, las empresas de bioenergía generan riqueza y movimiento económico en regiones que a menudo carecen de inversión.

Además de generar empleo e ingresos para las comunidades aledañas, los pequeños comercios y comercios se fortalecen y ayudan a rotar la economía local, contribuyendo a evitar la migración de esta población hacia los grandes centros urbanos en busca de mejores condiciones de vida. El protagonismo que viene ganando Brasil tiende a solidificarse hasta noviembre de 2025, cuando está prevista la celebración de la Conferencia de las Partes 30 en Belém (Pará), que será también la primera capital de la Amazonía en acoger esta importantísima conferencia de la Organización de Naciones Unidas.


Será la oportunidad perfecta para que el gobierno, la sociedad civil y las empresas se comprometan a transformar las políticas públicas en acciones, demostrando que el país es de importancia central para la seguridad energética global, a través del uso de la bioenergía. Como CEO de Atvos, uno de los principales productores de biocombustibles de América Latina, estaré cada vez más presente en eventos globales para resaltar la evolución de la descarbonización del transporte y la importancia de la matriz energética brasileña para mitigar el calentamiento global.