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Marcela Pitombo

Responsable de Relaciones Institucionales y ESG de MoselloLima Law Firm

OpAA78

Mercado brasileño de carbono: perspectivas y ramificaciones económicas

Coautoria: José Brito, Advogado da MoselloLima Advocacia 

La agenda verde representa la agenda prioritaria de los sectores económicos y autoridades públicas para los próximos años, tanto en el ámbito del Poder Legislativo, a través de las deliberaciones sobre el nuevo mercado del carbono, el hidrógeno y el patrimonio verde, como en el Poder Judicial y el Ejecutivo, con especial énfasis en las controversias relacionadas con la interpretación y plena aplicación del Código Forestal Brasileño, sobre la inseguridad jurídica asociada a la implementación del Registro Ambiental Rural, sobre la delimitación de la identidad ecológica para los efectos de la aplicación de instrumentos económicos, entre otros.

En este contexto, hay un fuerte enfoque en la estructuración e implementación del mercado brasileño de créditos de carbono, en particular después de la aprobación en el Senado Federal del Proyecto de Ley 412 de 2022, que tiene como objetivo establecer el Sistema Brasileño de Comercio de Emisiones de Gas Verde Invernadero, a través de reglas que se aplican a actividades, fuentes e instalaciones ubicadas en todo el territorio nacional que emitan o tengan potencial para emitir Gases de Efecto Invernadero.

En la práctica, la dinámica del mercado sigue la lógica de la compensación de emisiones, en la que aquellos agentes que superan el límite legalmente establecido deben reducir sus emisiones o comprar créditos de carbono a quienes tienen excedentes, pudiendo vender su cuota como acreedor de la compensación. emisión de Gases de Efecto Invernadero.

En esta concepción, un crédito de carbono es una unidad de medida que corresponde a una tonelada de dióxido de carbono equivalente, ya sea secuestrada o no emitida a la atmósfera.

La propuesta define que los sectores económicos estarán sujetos a regulación y a la incidencia de impuestos, si emiten más de 25.000 toneladas de dióxido de carbono equivalente al año, condicionado al pleno cumplimiento de las obligaciones enumeradas por el legislador, como la presentación de un plan de seguimiento. y reporte de emisiones y absorciones, las cuales serán reglamentadas mediante Decreto Federal.

A pesar de la innegable relevancia del proceso de descarbonización, tanto para Brasil como para el contexto global, hay que reconocer que al texto final del proyecto aprobado aún le falta tiempo y discusiones profundas, apuntando a una mayor madurez técnica y jurídica y, sobre todo, tangibilidad operativa del mercado.

Entre los principales desafíos identificados está la costosa incidencia de la carga tributaria, particularmente en lo que respecta al Impuesto a la Renta, así como el alto costo vinculado a los requisitos de emisión de informes y certificaciones, lo que a nuestro juicio representa una contradicción con la idea de incentivo de marketing.

Otro punto que merece ser destacado se refiere a la fragilidad del sistema de gestión y gobernanza, con una excesiva concentración de la conducción, dirección y regulación del inminente mercado bajo la competencia del Ejecutivo Federal, agravada por la baja participación del sector privado y sociedad civil en el sistema propuesto, con participación únicamente en un grupo técnico de carácter puramente consultivo.

Además, llama la atención la vaguedad de la Sección 4, del Capítulo 3, que trata de infracciones y sanciones, especialmente en lo que respecta a las métricas de aplicabilidad de las multas onerosas enumeradas, sin que exista una definición del agente responsable del proceso administrativo específico para la aplicación de las sanciones. Esto debe ser revisado y tratado con cautela por los sectores interesados.

En este contexto, es imperativa una mayor profundidad técnica en las discusiones internas, en la promoción de más audiencias públicas y debates que involucren a los distintos sectores económicos, autoridades públicas y la sociedad civil.

Así, el tema puede abordarse de manera responsable, solucionando vacíos e inseguridades jurídicas en el texto, y ofreciendo, a través de la regulación, un ambiente de comercialización más robusto, con transparencia en las metodologías para garantizar la calidad de los créditos.

Esto implica la estructuración de un sistema sólido de gestión y gobernanza, para no caer en el foso del greenwashing y evitar la emisión de los llamados “créditos malos”, además de la necesidad de una mayor claridad en la operacionalización y los incentivos para los nuevos mercado para desarrollarse, desarrollarse con credibilidad e inducir oportunidades a nivel nacional e internacional.

El proyecto de ley 412 de 2022 fue aprobado a principios de octubre, por unanimidad en la Comisión de Medio Ambiente del Senado Federal, incluyendo algunas modificaciones presentadas, como la exclusión del sector agrícola (producción primaria), de la regulación del mercado, por lo que no exime a la agricultura. industrias.

Luego, según el procedimiento, el asunto fue remitido a la Cámara de Diputados, para ser sometido a una nueva ronda de audiencias públicas y debates técnicos para profundizar el tema, incluyendo la posibilidad de recibir nuevas modificaciones y ajustes al texto.

Al recibirse en la Cámara, la propuesta fue adjunta al Proyecto de Ley 528 de 2021, que regula el Mercado Brasileño de Reducción de Emisiones, a su vez adjunta al Proyecto de Ley 2148 de 2015, que establece reducciones de impuestos para productos aptos para la economía verde baja en carbono. Por tratarse de asuntos similares, está listo para entrar en la agenda de votación del Pleno con carácter de urgencia, bajo la relatoría del diputado Aliel Machado (Partido Verde de Paraná ).

La proyección es que habrá una especie de “slicing” y actualización de los proyectos de ley, de modo que se puedan establecer los marcos regulatorios para el mercado brasileño de carbono, tanto en la modalidad regulada como en la modalidad voluntaria. En este contexto, es importante mencionar que en el mercado voluntario los créditos de carbono se denominan Reducciones Voluntarias de Emisiones, y la demanda es impulsada por compromisos corporativos y estrategias ambientales, sociales y de gobierno corporativo.

A falta de obligaciones legales, los programas cuentan con reglas definidas por el tercer sector, en las que los compromisos de carbono neutral o Net Zero los establecen las propias empresas, de acuerdo con los estándares internacionales de gobernanza climática. Para este acuerdo, los créditos son auditados por una entidad independiente, pero no están sujetos a registro por parte de Naciones Unidas y, por lo tanto, no son válidos como objetivo de reducción para los países que forman parte del acuerdo internacional.

En el mercado regulado, a su vez, la demanda se establece mediante una legislación definida por un gobierno y crea un ambiente de seguridad jurídica y confiabilidad de la inversión, sobre todo, mediante la definición de metas y métricas para medir, reportar, verificar y monitorear las emisiones y absorciones de gases de efecto invernadero gases en la atmósfera, con el fin de ayudar a los países a lograr sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional, a través de un nuevo mecanismo de mercado que estimule el desarrollo de la actividad económica de manera compatible con la política climática.

Según una estimación del Informe 2022 de la Cámara de Comercio Internacional, Brasil tiene potencial para abastecer hasta el 28% de la demanda global en el mercado regulado de carbono y el 48,7% en el mercado voluntario hasta 2030, generando ingresos de alrededor de 120 mil millones de dólares.

Es importante decir que este proceso involucra la participación conjunta de varios sectores económicos, como el sector energético y el de etanol, los cuales han participado activamente en las discusiones y el avance de instrumentos que contribuyan al proceso de transición energética del país.

Un ejemplo es el recientemente lanzado Proyecto de Ley Combustible del Futuro (Proyecto de Ley 4516 de 2023), que trae un conjunto de iniciativas para catalizar la descarbonización de la matriz energética del transporte, para la industrialización del país, y para aumentar la eficiencia energética de los vehículos.

Paralelamente, mención relevante al Proyecto de Ley 725 de 2022, recientemente aprobado por la Comisión de Medio Ambiente del Senado Federal, que regula la inserción del hidrógeno como fuente de energía en Brasil y establece parámetros de incentivo para el uso de hidrógeno sostenible.

Según la propuesta, que ahora será analizada por la Comisión de Servicios de Infraestructura en una votación final, la Agencia Nacional de Petróleo, Gas Natural y Biocombustibles es responsable de regular y supervisar toda la cadena del hidrógeno.

Además, la propuesta estipula la integración de las operaciones de producción y distribución de hidrógeno al sector económico de suministro de combustibles en el país, lo que representa un paso significativo en la búsqueda de nuevas alternativas energéticas, diversificando nuestras opciones y promoviendo el desarrollo del sector.

Por lo tanto, es claro que el enfoque de la agenda verde representa el punto de convergencia entre los objetivos de preservación del medio ambiente y el crecimiento económico asociado a bajas emisiones de gases de efecto invernadero, con el fin de contribuir a la economía social, ambiental y sostenible, para posicionar a Brasil en el radar estratégico de los proveedores de servicios y soluciones que aglutinan los eslabones de la cadena, así como ocupan el merecido lugar de protagonismo que le corresponde en este frente, a partir del aprovechamiento de las ventajas que le son orgánicas.

Para ello, la integración de los distintos sectores económicos es fundamental para una participación efectiva y coordinada, con participación activa en debates, audiencias públicas, reuniones temáticas y grupos de trabajo establecidos en el ámbito de la maduración de los marcos regulatorios destacados en la agenda ambiental pública. con el fin de presentar sus propuestas y perspectivas sectoriales, para evitar un escenario regulatorio imponente, el vaciamiento del nuevo mercado en construcción y refrendar nuestro poder como aliados de la preservación ambiental y la lucha contra los desafíos climáticos.