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José Francisco Garcia

Director de Global Cana

OpAA73

Manejo racional de Sphenophorus levis

A pesar de todos los exponentes positivos, en cuanto a la explotación racional y económica de la caña de azúcar, este cultivo es atacado por varias especies de plagas: factor importante en la disminución de la calidad de la materia prima, la productividad y la longevidad. Entre los numerosos insectos plaga que causan graves daños a la caña de azúcar, se destaca Sphenophorus levis, conocido por su alto potencial destructivo y amplia distribución.

Daño económico

Las larvas abren galerías en los rizomas, provocando síntomas de amarillamiento y secado de hojas y macollos. El daño se refleja en el número, tamaño y diámetro de las cañas finales de cosecha, y las pérdidas económicas se pueden estimar en relación con la reducción de las toneladas de caña por hectárea esperadas. Así, en algunos lugares se han detectado del 50 al 60% de macollos atacados, provocando mermas de 20 a 30 toneladas por hectárea, haciendo inviable la continuidad de este ciclo cañero.

Control de plagas

Hasta el momento, si bien no se han obtenido resultados expresivos a través de algunos métodos utilizados de forma aislada, se deben adoptar medidas de control, preferiblemente en conjunto, en el momento adecuado, para brindar el combate a la plaga. Así, los métodos utilizados son:

1. Muestreo: El programa de Manejo Integrado de Sphenophorus levis requiere determinaciones precisas y rápidas del porcentaje de daño existente, así como de las formas biológicas presentes en el área. Si este muestreo no se realiza correctamente y dentro de la dimensión recomendada, siempre existirá el riesgo de que se tomen decisiones equivocadas, aumentando así el costo de producción.

2. Destrucción de tocones:


Química: Práctica fundamental para la eliminación de “tigueras” en el área de reforma. Operación que precede a la eliminación mecánica de los retoños, y que no se utiliza aisladamente.

Física: La eliminación física de los retoños debe realizarse inmediatamente después de cortada la caña de azúcar para industrialización o, por lo menos, 5 días después de su destrucción química. El pico poblacional de larvas se da entre los meses de abril y agosto, que es la época más favorable para el uso de esta práctica, contribuyendo así a reducir drásticamente su población.

3. Barra total: Diez días después de la operación de destrucción mecánica de los retoños, es necesaria la eliminación de los adultos remanentes, mediante el uso de barra total con insecticida químico específico.

4. Preparación del Suelo: La preparación del suelo tiene como objetivo complementar la eliminación de formas biológicas de Sphenophorus levis remanentes en el área, además de mejorar las condiciones físicas y químicas para asegurar la brotación, enraizamiento y establecimiento del cultivo.

5. Rotación de cultivos: Desafortunadamente, se ha descuidado la rotación de cultivos utilizada adecuadamente para tratar los problemas relacionados con Sphenophorus levis. La elección del cultivo a implantar es fundamental, dando preferencia a maní y soya, que utilizarán insecticidas durante todo su desarrollo, evitando en áreas con presencia de la plaga, el cáñamo solar, que no contribuirá a la reducción poblacional de la plaga.

6. Plantación:

Vivero: caña de azúcar destinada a semilla, ya sea vía tallos o plántulas pregerminadas, las cuales deben ser manejadas de manera diferente. El uso de insecticidas específicos se produce en la siembra y durante el desarrollo del cultivo, tanto en forma de camas, como en meiosi.

Comercial: el uso de insecticidas en la siembra es necesario en áreas con antecedentes de presencia de Sphenophorus levis. Esta modalidad tiene como objetivo mantener la salud de los tallos que se están plantando.

7. Control Químico: El mantenimiento de la población de Sphenophorus levis en niveles aceptables está íntimamente ligado al control químico, el cual sólo debe ser utilizado en áreas que tengan el nivel de control definido por muestreo y que el cultivo tenga un alto potencial productivo. Por lo tanto, algunos puntos de atención deben ser considerados en esta operación:

Muestreo: Este procedimiento básico e indispensable tiene como objetivo el reconocimiento de todas las parcelas, mediante el levantamiento de 4 puntos por hectárea en el 30% del área de cada parcela. Alcanzando el nivel de control en el 60% de los rodales, se recomienda detener el sondeo y realizar la aplicación en toda el área. Por debajo de este porcentaje, el control se realizará campo por campo.


Deshilachado: esta operación, que tiene como objetivo remover la paja que se deposita en la línea de cultivo, contribuye en gran medida a la reducción de formas biológicas y elimina el efecto de la barrera física para el futuro control químico, a través de la cortadora de retoños 70/30.

Destoconadora 70/30: Esta modalidad tiene como objetivo inyectar el 70% del insecticida de 10 a 15 centímetros en el interior del retoño y el 30% en los macizos, después de deshilachados. Dicha tecnología de aplicación pretende llegar a todas las fases del ciclo biológico de la plaga, especialmente a los adultos.

Moléculas: Su conocimiento técnico es fundamental, considerando que las aplicaciones se realizan inmediatamente después del corte, que coincide con el período seco del año. Los productos registrados para este objetivo, en la dosis correcta, combinados con la tecnología de aplicación, proporcionan una marcada reducción de la plaga.

Volumen de pulverización: El rendimiento de la molécula definida está estrechamente relacionado con el volumen de pulverización utilizado por hectárea. Como mínimo, los productos registrados deben usarse con 300 litros de aspersión por hectárea.

Período de corte de tocones: La operación de corte 70/30 debe realizarse después de desenredar la paja restante del cultivo sobre las líneas. Así, independientemente de la época del año, esta actuación pretende romper el ciclo de la plaga, reduciéndola a niveles aceptables.

8. Control biológico: El uso de hongos entomopatógenos para el control de Sphenophorus levis es una alternativa complementaria que ha demostrado ser viable. Algunos experimentos, utilizando los hongos Beauveria bassiana y Metarhizium anisopliae, muestran resultados prometedores de estos microorganismos en el control de esta plaga, especialmente de adultos en la estación húmeda. Esto se debe a que los suelos del agroecosistema cañero, por su moderada temperatura, humedad y presencia de materia orgánica, pueden representar un ambiente favorable para el desarrollo de estos hongos.

9. Regionalización: El manejo inteligente de Sphenophorus levis debe realizarse de manera regional y organizada, ejecutando todas las acciones conjuntas.

10. Conciencia: La conciencia colectiva es el punto fundamental para el éxito en la convivencia con Sphenophorus levis en la caña de azúcar. La implicación de los empleados de las distintas áreas dentro del proceso productivo, desde la renovación hasta la recolección, es vital para la excelencia en esta gestión.

Consideraciones finales: Ante la gravedad de los daños causados ??por la reducción drástica de la producción y longevidad de los cañaverales, por la dificultad de controlarlo, con resultados no siempre satisfactorios, es necesario tomar ciertas precauciones para evitar la propagación de Sphenophorus levis a áreas donde aún no se encuentra. Como el insecto tiene una baja capacidad de dispersión, su principal forma de diseminación es con la ayuda de los humanos, debido al descuido en el transporte de la caña de azúcar de las áreas infectadas a otras localidades. Su presencia puede limitarse a áreas infestadas siempre que se tomen precauciones preventivas. Por lo tanto, el transporte de la caña de azúcar desde las áreas atacadas debe realizarse de manera segura para evitar que la caña de azúcar caiga en el camino y, sobre todo, no utilizar la caña de azúcar para cambiar las áreas que se sabe que están bajo el ataque de Sphenophorus levis, a menos que se purguen con insecticida antes de abandonar estos lugares. . En áreas infestadas, el uso de tecnologías para mantener baja la población de la plaga, en épocas de mayor presencia de adultos (octubre a marzo), complementado con el control mecánico, en la época adecuada (abril a agosto), permite la convivencia con la plaga a un tiempo soportable. niveles desde el punto de vista del daño económico al cultivo.