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Milton Santos Campelo da Silva

Presidente del Sindicato de Productores de Caña, Azúcar y Alcohol de Maranhão y Pará

OpAA77

El desafío existencial de nuestro tiempo

La ciencia ya ha demostrado la responsabilidad antropogénica en las emisiones de gases de efecto invernadero y sus consecuencias: temperaturas extremas, cambios en los patrones de precipitaciones, derretimiento de los casquetes polares, aumento del nivel de los océanos, daños biológicos, disputas por los recursos naturales y activos biológicos estratégicos, como alimentos, agua y territorios, que pueden agravar e intensificar grandes movimientos humanos, generadores de conflictos, violencia social, resistencia a los migrantes y competencia descontrolada y desproporcionada entre naciones.

El análisis, “Nueva Estrategia de Defensa de Estados Unidos: permanencias, innovaciones y lecciones para Brasil”, de los Institutos Nacionales de Ciencia y Tecnología, presenta los efectos del cambio climático como el “desafío existencial de nuestro tiempo”. Reconoce que las medidas para mitigar los impactos ambientales están retrasadas en su implementación y cumplimiento de los compromisos asumidos en cumbres como la COP 26 o el Acuerdo de París para cero emisiones netas para 2050.

El desafío de reemplazar las fuentes de energía fósil con fuentes limpias, renovables y sostenibles requiere una fuerte regulación estatal; fomentar la investigación y la innovación; formación educativa en sintonía con estas nuevas tecnologías de fuentes como: solar, hidráulica, eólica, geotérmica, bioenergética, mareomotriz e hidrógeno, y cambio radical de comportamiento en la sociedad. Los impactos ambientales se derivan del Efecto Invernadero, causado por el vapor de agua, el ozono, los clorofluorocarbonos, el dióxido de carbono, el óxido nitroso y los gases metano, lo que provoca un calentamiento de la Tierra de alrededor de 30º. A ese nivel, asegura la vida diversa que conocemos.

La figura 1 resaltada demuestra que la temperatura promedio de la Tierra presenta una anomalía creciente. La acumulación histórica de gases de las actividades humanas está asociada con esta anomalía climática. Ellos son: dióxido de carbono, metano y óxido nitroso, superando las condiciones que afectan la calidad de vida en el planeta. La intensidad en la distribución de emisiones por países ha cambiado a lo largo del tiempo. Reino Unido estuvo a la cabeza de esta clasificación, desde la primera revolución industrial hasta 1888. Seguido de Estados Unidos, que es el responsable de la mayor acumulación como emisor de dióxido de carbono, debido a su liderazgo industrial y económico, como se muestra en la figura 2.

La figura 3 resaltada muestra la situación actual de los países asiáticos (China e India), que concentran el 53% de las emisiones: China con una cuarta parte de las emisiones totales; Norteamérica emite el 18% y Europa el 28% de las emisiones; África y América del Sur, con la excepción de Brasil, son responsables del 3 al 4% de las emisiones globales.

Las temperaturas registradas este año llevaron al Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas a declarar que durante muchos años la Tierra ha experimentado los efectos del Calentamiento Global, pero ahora ya estamos en la Era de la Ebullición Global, pues hay olas de calor extremo de 50?°C y sus impactos han cumplido las predicciones y las repetidas advertencias de los científicos, lo que ha llevado a la Organización Meteorológica Internacional a advertir que estamos entrando en territorio desconocido”, en evidencia de que los esfuerzos para contener los efectos climáticos están fracasando.

Durante mucho tiempo se trató al cambio climático como un problema restringido al medio ambiente oa la salud pública, pero también se está destacando el sesgo del impacto económico. La Organización Meteorológica Mundial, en su publicación “Atlas of Mortality and Economic Losses Caused by Extreme Climatic and Water Phenomena”, contabilizó 11 mil desastres naturales asociados al clima entre los años 1970 y 2019, provocando una pérdida de 3,64 billones de dólares.

Estos extremos son un adelanto de lo que depara el futuro, según Petteri Taalas, Secretario General de la Organización Meteorológica Mundial. Si se mantienen los niveles de emisión actuales hasta 2070, las pérdidas económicas globales se acumularán hasta los 178 billones de dólares, según la Auditoría de Delloite.

El mercado energético mundial se estima en 21 billones de dólares, cero emisiones para 2050 y limitando el calentamiento global a 1,5°C podría representar ganancias de 43 billones de dólares. Para Bob Keefe, autor de Climatomia, más que la percepción de los costes de la crisis, son las posibilidades de ganar dinero con la transición a una economía sostenible las que pueden representar la clave de una revolución en la zona.

Las inversiones en innovación pueden contener la escalada del clima y señalan la generación de riqueza en acciones para mitigar el cambio climático. Según el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas, para alcanzar este objetivo se necesita reducir las emisiones en un 48%, al menos, para 2030, lo que requiere una movilización global de los gobiernos y la sociedad civil, nunca antes vista. Para ello, se necesitan cambios intensos en la geopolítica mundial.

Brasil tiene la oportunidad de desempeñar un papel de liderazgo en términos de su matriz energética, especialmente en la producción de etanol. De un total de alrededor de 60 millones de automóviles, alrededor de 40 millones de automóviles tienen tecnología flexible o híbrido. Incluso existe la posibilidad de que el hidrógeno verde sirva a la flota marítima de 100 000 buques de carga, o el queroseno verde para la flota aérea mundial.

Existe potencial para ampliar el área sembrada con caña de azúcar, que hoy representa alrededor del 12% del área apta para el cultivo, sin incluir las áreas de pastos degradados. Con la cultura, hay posibilidades de descarbonizar estos biomas dedicados a la producción de bioenergía, alimentos y biodiversidad.

La coyuntura actual está dando a Brasil liderazgo en varios organismos internacionales: G20 , Grupo de Trabajo sobre Transiciones Energéticas, Alianza Global para Biocombustibles, 15ª Reunión Ministerial de la Ministerial de Energía Limpia, 9ª Reunión Ministerial de la Misión Innovación, para abordar los avances necesarios en transición hacia una economía global de energía limpia. Además de la COP30 , en 2025, en Belém, Brasil tendrá la oportunidad de avanzar en su posición, respaldado por sólidas prácticas de bioenergía.