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Everton Luiz Carpanezi

Director de Operaciones Agroindustriales de Tereos

OpAA77

Transformación digital e innovación en agronegocios

Afortunadamente, la época en que el campo se consideraba pasado, frente a la modernidad de la gran ciudad, ha quedado atrás. Cada vez más sabemos que la tecnología es un aliado del desarrollo agroindustrial.

Más que eso: la tecnología es esencial y fundamental para la evolución de los agronegocios, un sector que, en los últimos años, ha contribuido enormemente al Producto Interno Bruto brasileño y que gana más relevancia con cada cosecha que pasa. Basta con mirar las cifras más recientes del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística : este año, la proyección es que la agricultura contribuirá con alrededor del 25% del Producto Interno Bruto del país, o sea, el sector debe mover al menos ¼ de la producción brasileña. economía en 2023.

En el sector, en general, hemos visto un crecimiento exponencial en los usos y aplicaciones de la tecnología en la agroindustria, llevando no solo el campo, sino todo el proceso productivo, a vivir una transformación digital sin precedentes.

En el sector sucroenergético, la realidad no es diferente. En un segmento en el que la economía circular marca la pauta del proceso y en el que (casi) nada se desperdicia y (prácticamente) todo se aprovecha de la caña de azúcar, su principal materia prima, las operaciones agroindustriales han evolucionado sostenidamente, con la mirada puesta no sólo en aumentar la productividad, sino también en la sostenibilidad del proceso. El concepto de gobierno ambiental, social y corporativo también ha contribuido a que el campo y la industria evolucionen en términos de tecnología y digitalización, ayudando a que las prácticas sean más sostenibles y verdes.

Hay muchos ejemplos y, como el ciclo de la caña de azúcar, comienzan en el campo y terminan en el cliente final. Empezando por el campo, donde las prácticas culturales han evolucionado hasta el punto de que hoy, en lugar de fertilizantes nitrogenados, ya utilizamos los residuos del procesamiento de la caña de azúcar para nutrir el suelo, como es el caso de la aplicación de vinaza localizada.

O ya usamos sensores y satélites para recopilar datos que serán recopilados, analizados e interpretados para determinar, por ejemplo, cuándo, dónde, cómo y qué variedad de caña de azúcar se debe sembrar y cosechar. La innovación también ayuda a reducir aún más la huella de carbono del sector. El uso del análisis está siendo fundamental en esto, ya que optimiza las rutas de transporte de los camiones cañeros, por ejemplo, reduciendo el uso de diésel, uno de los principales emisores de gases de efecto invernadero.

En la agroindustria, un concepto que ha cobrado fuerza y ejemplifica el escenario actual es la industria 4.0, que ha transformado las operaciones industriales, optimizando procesos y digitalizando el día a día de los trabajadores a través de la integración de nuevas soluciones tecnológicas y el uso de inteligencia artificial. ¿Y quién diría que, algún día, el sector azucarero-energético estaría hablando de computación, inteligencia de datos e internet de las cosas?

Pero el sector no solo habla de ello, sino que aplica todo lo que, un día, ya parecía un futuro lejano y una modernidad a la que solo tenían acceso otras industrias. Hoy, el análisis masivo de datos generados por diferentes sensores, equipos y herramientas agroindustriales permite a las empresas tomar decisiones con una visión aún más integrada de todo el proceso productivo: desde la siembra, manejo agrícola y cosecha de caña de azúcar , hasta la producción de azúcar, etanol y bioenergía y gestión de la demanda y entrega a clientes nacionales y de exportación.

Esta visión integrada se sustenta en la inversión de muchas empresas del sector sucroenergético en los llamados controles operativos agropecuarios, centros de operaciones y/o integraciones agroindustriales. Entre las principales actividades del centro se encuentran el seguimiento de equipos agrícolas, el control del tráfico de caña de azúcar, la estandarización de procesos y envío de informes, así como el seguimiento del inventario y suministro de caña de azúcar.

Estas actividades aseguran una mejor conexión entre las operaciones agrícolas e industriales, lo que proporciona más estabilidad en los procesos. Y todo esto solo es posible gracias al uso de la tecnología, desde la recopilación hasta el análisis de los datos generados.

Otro ejemplo interesante de aplicación tecnológica en la explotación industrial del sector es el denominado Gemelo Digital. La herramienta consiste en una réplica digital de la operación industrial. Basado en información almacenada en la nube, como la calidad de la materia prima, datos de laboratorio e información de operación, Gêmeo Digital predice la cantidad de azúcar en una cosecha y la energía consumida en su procesamiento, por ejemplo, contribuyendo a pronósticos más precisos, frecuentes y asertivos de la producción del cultivo.

Además del Gemelo Digital, otras tecnologías digitales como la inteligencia artificial,?grande Los datos, el análisis avanzado, la optimización en tiempo real y el Internet de las Cosas están cada vez más presentes en la industria sucroenergética, trayendo resultados estratégicos para el negocio.

En Tereos, por ejemplo, para respaldar estas iniciativas, la empresa ha ampliado el monitoreo en tiempo real, además de integrar los datos de la red corporativa con los datos operativos. Con esto se capacitan ingenieros y operadores y se optimiza el trabajo de analistas y científicos de datos con decisiones más asertivas.

Otra aplicación que puede ejemplificar el escenario actual de los agronegocios es el desarrollo de nuevas fuentes de energía, como el biogás o el hidrógeno verde. Hoy ya es posible utilizar la misma vinaza que fertirriega los campos de caña de azúcar para producir biogás, a través de procesos de biodigestión, y también biometano, un combustible orgánico que puede utilizarse, por ejemplo, para reemplazar el diésel en maquinaria y equipos agrícolas. El hidrógeno verde producido a partir del etanol, a su vez, considerado el combustible del futuro, es otra apuesta del sector por generar energía limpia y con menores emisiones de carbono.

Por supuesto, para respaldar toda esta transición de lo analógico a lo digital, la gestión del cambio está en el centro de todas las iniciativas. El agro en su conjunto debe continuar no solo adoptando la innovación, sino también invirtiendo y apoyando esta evolución para que la transformación digital ocurra de manera eficiente.

El surgimiento y desarrollo de las denominadas agrotecnologías, startups, destinadas a operar en el sector agroindustrial, contribuye en gran medida a esta evolución. Y los números muestran que llegaron para quedarse: el año pasado, una encuesta realizada por Embrapa, Sebrae y socios reveló que una de cada tres agrotecnologías brasileñas, o más del 80% de ellas, ya había llegado a los mercados internacionales, y más de 40 % ya ganó más de 1 millón de reales anuales.

El lado interesante es que, al mismo tiempo que aportan innovación y agilidad a las agroempresas, las startups también estimulan la transformación digital “en casa”. Muchas empresas del sector han invertido en desarrollos propios para solucionar sus retos. O, más que eso, contaron con la alianza de agrotecnologías para digitalizar

De esta forma, lo que vemos es que el sector sigue de cerca las nuevas tendencias sin intención de quedarse atrás en la adopción y aplicación de nuevas tecnologías. Por supuesto, todavía hay obstáculos, como la falta de conectividad en el campo, por ejemplo, en algunos lugares. Sin embargo, afortunadamente hoy ya podemos decir que gracias a la evolución que ha traído la transformación digital, el escenario agroindustrial está más lleno de soluciones que de desafíos.