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Luiz Carlos Dalben

Presidente de Agrícola Rio Claro

OpAA76

La agricultura del sistema azucarero-energético

Todo es energía, es decir: cualquier actividad practicada por el hombre requiere un consumo de energía. El sol es sin duda la fuente que proporciona energía a nuestro planeta. Al inicio de la era industrial, el hombre comenzó a utilizar el carbón como fuente de energía y, posteriormente, con el descubrimiento oficial del petróleo en 1859 en Pensilvania por parte de Edwin Drake, comenzó a desarrollar actividades en el campo de la mecánica mediante el uso de combustibles fósiles.

El descubrimiento del petróleo proporcionó un gran avance tecnológico y esta macro fuente de energía movió y mueve al planeta hasta el día de hoy, donde aproximadamente el 55% de la energía utilizada proviene del petróleo, gas natural y sus derivados. Sin embargo, actualmente la sociedad siente sus efectos negativos debido al creciente volumen utilizado a nivel mundial.

En las últimas décadas, la búsqueda de fuentes alternativas, limpias y renovables ha ido en aumento y la sociedad demanda este cambio. Estudios, investigaciones y avances tecnológicos han mostrado algunos caminos prometedores para nuevas fuentes vinculadas a los agronegocios.

Cuando hablamos de agricultura y plantas afines, elementos de biomasa, combustibles y energía, el primer cultivo que nos viene a la mente es sin duda la caña de azúcar, una planta C4 con características agronómicas que lleva en su DNA un potencial que al ser transformado por la bioindustria genera una gama de productos que sin duda están cambiando los conceptos de combustibles y energía para una sociedad que cada vez más demanda y piensa en reemplazar lo fósil por renovables y limpias generadoras de empleos y desarrollos regionales o globales.

En Brasil, el etanol reemplazó a la gasolina desde fines de la década de 1970, cuando comenzó Proálcool y parte de los motores de los vehículos comenzaron a ser adaptados y/o transformados. Actualmente, en Brasil, casi el 45% de los vehículos que tienen ciclo Otto funcionan con etanol.

El etanol, producido a partir del jugo de la molienda de la caña de azúcar, ha incrementado su producción por hectárea en la propia planta, con el uso de paja o bagazo como complemento en la producción de etanol de segunda generación, que se encuentra en fase de crecimiento de algunas empresas sucroenergéticas.

El etanol también ha sido estudiado y probado como fuente de materia prima para la producción de hidrógeno verde para su uso en vehículos híbridos. Esta tecnología, asociada a otras dificultades a las que se enfrentan los coches eléctricos, debería acabar por completo con el concepto de coche puramente eléctrico.

Relacionado con el movimiento de motores, el sector apunta al biodiesel, también generado a partir de la caña de azúcar. El potencial de esta planta se puede confirmar si tenemos en cuenta que una hectárea produce 80 toneladas de caña de azúcar. Por tanto, obtenemos 21 toneladas de bagazo por hectárea a 1.800 kilocalorías por kilogramo, considerando que 1 tonelada de bagazo en una caldera de alta presión genera medio megavatio hora.

En esa misma hectárea tenemos más de 7.000 litros de etanol, 68 metros cúbicos de vinaza, que de ser un villano en el pasado, actualmente tiene múltiples opciones de aprovechamiento, como generar biometano para mover motores de ciclo diesel o como fertilizante, teniendo aproximadamente 3 kilos de potasio por metro cúbico, suficiente para abastecer a más de una hectárea con este nutriente, además de brindar un gran ahorro en la fertilización del suelo en retoños y siembras.

Actualmente, con la distribución de vinaza localizada, podemos ampliar las áreas de aplicación de este producto. También contamos con aproximadamente 12 toneladas de paja que queda en el campo luego de la cosecha mecanizada y que al secarse (13% de humedad) genera 3.700 kilocalorías por kilogramo.

En el procesamiento de la caña de azúcar por la industria, además de los rubros ya mencionados, tenemos otros subproductos nobles, como la cachaza en volumen considerable, cuando nos referimos a abonos orgánicos ricos en Fósforo, materia orgánica y con trazas de micronutrientes.

Los números muestran el gran potencial energético del cultivo de la caña de azúcar que, asociado a tecnologías que han sido investigadas y desarrolladas en asociación con ingenios y fabricantes, demuestra claramente que su participación en la matriz renovable y limpia tiene garantizado un lugar destacado en Brasil.

Este sector, en el que vivimos hace muchos años, se ha ramificado a casi todos los estados de Brasil, donde hay diversidad de suelos, climas, entre otros. Ciertamente, existen dificultades para mejorar su productividad, ya que al ser un cultivo semiperenne y pasar por las cuatro estaciones del año durante su ciclo, sin duda demuestra el cuidado necesario en el mantenimiento del cultivo para obtener una productividad económicamente viable. Elementos agronómicos, como la fertilidad del suelo y las variedades a desarrollar y trabajar.

La eliminación de las quemas en los cañaverales cambió por completo la biología de este ambiente, favoreciendo el resurgimiento de plagas, enfermedades y nuevas malezas invasoras. Esto requiere cambios en la metodología de aplicación de insumos; se necesitan nuevas moléculas y fórmulas y requieren un alto grado de conocimiento.

La mecanización completa y tecnológicamente actualizada es necesaria por múltiples factores que van desde la reducción de los costos de producción, los ingresos operativos, la legislación vigente, la actualización tecnológica, entre muchos otros. Esto exige una planificación y, sobre todo, una búsqueda de conocimientos técnicos sobre la actividad mecanizada, porque además de su alto valor en la producción de caña de azúcar (alrededor del 70% de los costos), de 22 a 25 veces en la misma hectárea de ciclo de cultivo con fuertes equipo.

La compactación del suelo y las lesiones de tocones, asociadas con constantes errores operativos y de ajuste del equipo, son uno de los principales factores que reducen la productividad y aumentan los costos. Debido a las adversidades, se acostumbra decir: “Nunca un cultivo es igual a otro”. Por lo tanto, existe la necesidad de una adaptación constante. El cultivo de la caña de azúcar es sin duda una fuente de alimento y energía renovable que está al alcance de países como Brasil, que cuenta con grandes extensiones, topografía adecuada y condiciones climáticas favorables para su desarrollo.