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Evandro Gussi

Director General de UNICA - Unión de la Industria de la Caña de Azúcar y la Bioenergía

OpAA78

Cooperación: el camino hacia la transición energética

Junto a Estados Unidos e India, Brasil forma parte de la lista de países fundadores de la Alianza Global de Biocombustibles. El grupo fue lanzado en septiembre de este año, durante la cumbre del G20 en Nueva Delhi, y cuenta con 19 países, además de más de una decena de organizaciones internacionales.

La misión de la alianza es promover el uso de biocombustibles en el mundo, para cumplir con los compromisos asumidos por el mundo en el Acuerdo de París, con el fin de contener el calentamiento global y sus efectos. La estrategia de la alianza es crear un “cinturón de bioenergía” en la zona tropical, para difundir la producción y el consumo de biocombustibles, con énfasis en etanol, biodiesel, biometano y bioqueroseno de aviación.

En este audaz proyecto, Brasil ocupa una posición destacada. Además de ser un referente en la nueva geopolítica energética global, tenemos la misión de ayudar a los países, especialmente a los del Sur Global, a seguir un camino hacia la oferta y garantía del suministro de energía sostenible.

Esta parte del planeta, conocida como Sur Global, reúne a alrededor de 3 mil millones de personas, que pueden beneficiarse de la descarbonización de sus países con la adopción de biocombustibles. Para lograrlo, es esencial que tengamos un trabajo de cooperación global para darle tracción a la que será una de las rutas de carbonización adoptadas en todo el mundo.

Nuestro papel es llevar al mundo el éxito que ya hemos logrado, a través de más de 40 años de experiencia en el uso de etanol en nuestra flota, demostrando que es posible tener una movilidad sostenible, eficiente y más barata para las poblaciones de muchos países.

Logramos dominar la tecnología del etanol desde el campo hasta la industria del automóvil. Desarrollamos el motor flex y llegamos a los vehículos híbridos- flexibles. Estos últimos, alimentados 100% con etanol, tienen emisiones equivalentes a los autos eléctricos que circulan en Brasil. Con el tiempo llegamos a un nivel digno de admirar.

La propia Alianza Global es consecuencia del reconocimiento que Brasil ha recibido en el tema de los biocombustibles, especialmente por el exitoso intercambio de nuestra experiencia con la India, con efectos impresionantes allí. Ya los hemos inspirado a aumentar la mezcla de etanol en la gasolina del 2% al 10% actual. Y eso llegará al 20% en dos años.

Pero la alianza entre los países no se limita al transporte terrestre. Sería imposible dejar fuera de este debate lo que vendrá en el ámbito de la aviación. La Organización de Aviación Civil Internacional ha fijado el objetivo de alcanzar emisiones netas cero para todos sus miembros de aquí a 2050.

Según la Asociación Internacional de Transporte Aéreo, el 65% de la reducción de emisiones de la aviación procederá de la sustitución de los combustibles fósiles, actualmente utilizados en los aviones, por combustible de aviación sostenible. El año pasado, la producción mundial de combustible de aviación sostenible alcanzó los 300 millones de litros, una fracción de los 450 mil millones de litros necesarios para satisfacer la demanda de la industria en 2050.

Para no ir tan lejos, Estados Unidos y Europa están discutiendo la adopción de un 5% de combustible de aviación sostenible utilizando queroseno fósil para 2026. Si se aprueba, la demanda inminente de combustible de aviación sostenible sería del orden de 20 mil millones de litros.

No todo el etanol de Brasil sería suficiente para satisfacer esta demanda.

Como puede ver, el desafío no es pequeño. Son evidentes las preocupaciones de las distintas esferas públicas, respecto de la capacidad de sus sistemas políticos para actuar con eficacia y decisión para resolver el problema del calentamiento global y el cambio climático. Será necesario que los países implementen sistemas de gobernanza eficientes, capaces de mantener la iniciativa de la Alianza Global, no como un proyecto de gobierno, sino como un proyecto de Estado.

En este sentido, el gobierno federal ya ha dado señales de que Brasil no rehuirá enfrentar los desafíos conocidos y los que aún surgirán. En la persona del Ministro de Minas y Energía, Alexandre Silveira, el Gobierno Federal abrazó la causa de los biocombustibles y la alianza global, llevando al mundo las posibilidades de generar empleo e ingresos, bajar los precios al consumidor y reducir la huella de carbono en el sector energético. sector transporte.

Pero ya hemos ido más allá. Si uno de los significados de la gobernanza es brindar dirección, ya sea en el ámbito público o privado, hay temas que traerán impactos colectivos, el programa Combustível do Futuro es un claro ejemplo de ello. El proyecto de ley, firmado por el Presidente Lula y ya remitido al Congreso Federal, aborda cuestiones fundamentales para el futuro de la movilidad y reconoce el papel determinante que desempeñaron los biocombustibles en el país.

Anclado en la ciencia más avanzada, Brasil construyó un programa de transición energética, que escuchó todas las expresiones de la sociedad civil, con espacio para que empresarios y trabajadores hicieran sus aportes. Ya hemos llegado a donde el mundo todavía quiere estar, y donde estará, dentro de unos años.

Tenemos la responsabilidad de guiar por este camino a otras naciones, especialmente aquellas que aún no han experimentado los frutos del desarrollo. Tenemos todo para ofrecer al Sur Global un modelo de liderazgo y gobernanza basado en el ejemplo y la cooperación.

La Alianza Global de Biocombustibles, por su forma de estructurarse y la búsqueda del bien colectivo, es la oportunidad que tenemos para tomar el lugar de la ya desgastada lucha por la hegemonía.