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Wilson Lucena

Director Industrial BP Bunge

OpAA73

Transformación digital hace que la operación de la planta sea más eficiente y sostenible

El sector sucroenergético se ha convertido en sinónimo de evolución tecnológica. Con inversiones consistentes en investigación e innovación, se moderniza la cadena productiva para llevar no solo alimentos al mundo, sino también para producir energías renovables, como el etanol y la bioenergía, fundamentales en la diversificación de la matriz energética.

En este nuevo ciclo de una cultura laica, la industria procesadora de caña de azúcar juega un papel destacado. En un principio, rudimentaria y enfocada únicamente a la producción de azúcar. En los tiempos que corren, innovadores e imprescindibles para nuevas derivaciones y propósitos. Hoy, las plantas son centros de operaciones, aportando más eficiencia que, además de brindar mejores resultados, contribuyen a la generación de una menor “huella ambiental”, con un uso racional de los recursos y una reducción en la emisión de gases y la generación de desperdicio.

La eficiencia operativa se hizo posible con la evolución de la industria, ahora más moderna e integrada, que permite mejorar la operación a través de los procesos denominados Industria 4.0. Los sistemas de inteligencia artificial, el internet de las cosas y la computación en la nube se convierten en facilitadores para la toma de decisiones, permitiendo agregar más valor al negocio.

En BP Bunge Bioenergia, con 11 unidades de procesamiento en cinco estados brasileños, la mejora industrial se centra en la excelencia operativa. En el día a día buscamos mejorar continuamente los procesos y sistemas, compartiendo buenas prácticas y conocimientos entre las plantas. Un indicador importante para la industria es el tiempo de actividad, que, en la práctica, representa el uso del tiempo industrial. Es decir, la capacidad que tienen los ingenios para procesar caña de azúcar, sin interrupciones. Para ello, contamos con soluciones de monitorización online , cuyo objetivo es conseguir que el equipo no falle.

En términos generales funciona así: en las máquinas se instalan sensores, como turbinas de vapor, motores trituradores y escapes de calderas, capaces de detectar vibraciones, temperaturas y otras variables que pueden provocar un cambio en el comportamiento de los equipos. Esta información se comparte en tiempo real con el centro de control presente en cada una de las plantas. Después de analizar los datos, se recomiendan ajustes para el mantenimiento.

El uso de la automatización para el monitoreo en línea aún puede aplicarse en varias etapas del procesamiento, y no solo con el objetivo de prevenir fallas. Estas soluciones tecnológicas actúan, por ejemplo, para aumentar la eficiencia de los equipos. La inteligencia artificial es capaz de “leer” y “aprender” cómo funcionan las máquinas. Los datos registrados son interpretados por un centro de monitoreo, que a través de algoritmos, hace recomendaciones que ayudan en las estrategias para maximizar la extracción de azúcar de la planta.

Además, con recursos tecnológicos más accesibles, las plantas han desarrollado proyectos para digitalizar procesos. Mediante la lectura de Códigos QR, es posible tener acceso en línea fuera de línea a datos relacionados con el uso de máquinas, documentos operativos, instrucciones de mantenimiento, entre otras posibilidades. La industria se mueve rápido. La evolución de la tecnología es ilimitada y cuenta con varios agentes que, a diario, hacen uso de innumerables soluciones, muchas de ellas ofrecidas por centros tecnológicos y de investigación y también por agro startups, las agritechs.

Sin embargo, para que las innovaciones se pongan en práctica, es necesario tener calificaciones. Este es el mayor reto del sector. Las nuevas tecnologías favorecen una transformación profesional, en la que se hacen necesarias competencias más específicas para actuar en un formato más actual y dinámico. Esa formación, en parte, también es responsabilidad de nuestro segmento, que, a través de formación, cualificación y alianzas con asociaciones e instituciones educativas, capacita a los empleados para las nuevas funciones que trae consigo la transformación digital.

Es fundamental que las empresas desarrollen profesionales capaces de hacer frente a estos nuevos recursos de trabajo dentro de las plantas. Además de garantizar la excelencia en el desempeño de los equipos, estas actualizaciones deben proteger y preservar valores esenciales para una operación industrial segura.

El sector sucroenergético es estratégico para el mundo y la eficiencia de su operación industrial es un rumbo para la evolución. Rica en nutrientes, la caña de azúcar es el principal proveedor de insumos para nuestra industria. De él extraemos lo necesario y, al mismo tiempo, conseguimos devolverlo al suelo.

En el camino de la transformación digital, los recursos de innovación y tecnología de las plantas del presente y del futuro no deben ser tratados como un fin en sí mismo, sino como un medio para lograr la rentabilidad desde el punto de vista empresarial y, sobre todo, con rendimiento ambientalmente sostenible.