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Mara Pinheiro

Directora de Comunicación y Relaciones Institucionales de BP Bunge Bioenergía

AsAA22

La agenda sostenible es crucial para el sector sucroenergético

El desarrollo sostenible es un elemento impulsor de los agronegocios. Desde la planificación hasta la práctica, la sostenibilidad debe estar presente de forma cada vez más transversal. Actuar con una menor huella ambiental, a través de buenas prácticas y tecnología, es una exigencia de la sociedad, ya sea de quienes consumen, invierten o producen.

La preocupación por el tema, con discusiones desde la década de 1970, ahora se suma a la forma de producir de las empresas. El cultivo de la caña de azúcar, que en más de 500 años representa un importante aporte económico, político y social, es uno de los que más evoluciona en la promoción, sobre todo, de la sustentabilidad.

Para ello, la mejora continua de la operación es fundamental a raíz de la preocupación con la agenda ambiental y con las prácticas ESG (Environmental, Social and Governance). Desde el uso consciente de los recursos hasta la reutilización de residuos, desde la gestión de los recursos hídricos hasta la protección de la biodiversidad, desde la prevención de incendios hasta la reducción de emisiones.

En BP Bunge Bioenergia, una de las mayores procesadoras de caña de azúcar de Brasil, las 11 unidades trabajan con el menor impacto ambiental posible, fomentando el desarrollo de las comunidades y enfatizando la transición energética. Un futuro de energías limpias y procesos productivos más sostenibles son los compromisos de la compañía con la sociedad.

En 2021, la empresa lanzó la agenda “Nuestros Compromisos 2030”. Formateado según la estrategia de la compañía y en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, establece acciones encaminadas al cambio climático, la eficiencia energética, la biodiversidad, el capital humano y el desarrollo económico. Se trata de metas como reducir en un 10% las emisiones de gases de efecto invernadero en la producción de etanol, reducir en un 10% el agua utilizada para uso industrial y plantar 2,3 millones de plántulas de especies autóctonas.

Otro paso importante, en 2022, fue la adhesión al Pacto Mundial de las Naciones Unidas, que fomenta un mercado global más sostenible. BP Bunge Bioenergia también cuenta con un Comité de Sostenibilidad multidisciplinario permanente para gestionar actividades e iniciativas relacionadas con el tema.


En el Informe de Sostenibilidad 2021-2022, los indicadores de la compañía reflejan un proceso evolutivo más sostenible. El porcentaje de residuos generados reutilizados y/o reciclados ronda el 86%. El desperdicio total disminuyó un 22% con respecto a la cosecha anterior. En materia de gestión de la biodiversidad, se sembraron 365 mil plántulas nativas en Áreas de Preservación Permanente y Reservas Legales, 45% más que en 2019-2020.

Además, para minimizar los impactos ambientales, la empresa cuenta con un programa de prevención y combate de incendios, utilizando tecnología. En detección, cuenta con monitoreo satelital y recientemente comenzó a utilizar cámaras de alta definición en Pedro Afonso (Tocantins), Itumbiara (Goiás) e Ituiutaba (Minas Gerais). En 2024, todas las unidades contarán con el sistema de detección de cámaras.

La caña de azúcar es un cultivo fantástico y tiene un gran potencial para el uso sostenible, principalmente a partir de sus subproductos, reforzando el concepto de economía circular. La vinaza es una de las más conocidas. En BP Bunge Bioenergia se utiliza para la fertilización del suelo, aplicada localmente, presente en el 65% de las 300.000 hectáreas propias de la compañía, y también como fertirrigación, realizada por aspersión.

Sin embargo, la adhesión a compromisos sostenibles es un deber colectivo que también involucra a socios y proveedores. Es papel del sector sucroenergético involucrarse e influir positivamente en la operación para garantizar que la sostenibilidad esté presente en todas las iniciativas. En BP Bunge Bioenergia, el 100% de los nuevos proveedores son seleccionados en base a criterios socioambientales.

el sector la caña de azúcar está a la vanguardia de la sostenibilidad. La actividad es estratégica desde el punto de vista de la seguridad alimentaria, ya que produce azúcar, y destaca la transición energética, desde la bioenergía (etanol y electricidad a partir de biomasa), como camino hacia una economía baja en carbono, un desafío de cara a la población crecimiento y aumento de la demanda de alimentos.

Comprender este escenario es fundamental para crear valor a largo plazo. Las tecnologías limpias aliadas a un compromiso ambiental, a través de una estrecha relación con las comunidades y organismos socioambientales, serán decisivas para el desarrollo sostenible, un compromiso global y urgente.