Me chame no WhatsApp Agora!

Renato Pretti

Diretor-executivo do Negócio Milho da Cerradinho Bioenergia

OpAA79

El etanol de maíz y sus desafíos

Estructurar una expectativa para los próximos 10 años para un segmento que prácticamente no existía en Brasil hace 10 años es, por decir lo menos, un ejercicio de sensibilidad, más aún, en la conocida situación de incertidumbre respecto del principal producto, etanol.

Desde 2017, la producción de etanol de maíz en Brasil ha crecido en promedio un 60% anual, impulsada por grandes actores que rápidamente absorbieron las habilidades de ejecución de proyectos, la tecnología de producción y los mercados y, por lo tanto, dictaron el ritmo de desarrollo del segmento. Se trata de proyectos de gran envergadura, incluso si se los compara con la madura industria norteamericana.


El rápido desarrollo registrado, sumado a las oportunidades de mercado que han surgido y probablemente surgirán, denotan que aún hay energía para impulsos que podrían resultar en un crecimiento promedio superior al 10% anual, al menos hasta 2032.


En este contexto, este artículo enumerará variables importantes que determinarán el ritmo de desarrollo de esta industria. Es un resumen de los principales desafíos, o mejor dicho, los dolores de crecimiento del sector que requieren y requerirán una atención especial para el próximo ciclo. Son ellos:


La expansión de la oferta de etanol debe sincronizarse con el desarrollo de la demanda. La producción de etanol de maíz ya es representativa y equivale a entre el 20 y el 25% de la producción de etanol en el Centro-Sur de Brasil. Esto refuerza que comprender el tamaño de la demanda para absorber el crecimiento del segmento es esencial.


Especialmente, en este momento de presiones en los precios del etanol, con niveles de paridad con las gasolinas en niveles muy bajos, el mayor problema estructural es la capacidad del mercado interno para absorber los volúmenes adicionales de etanol provenientes del segmento de etanol de maíz. No se puede negar que la decisión de inversión tiene en cuenta las condiciones del mercado a corto plazo y esto es al menos razonable. Y la cosecha actual (23/24) nos muestra cómo los volúmenes incrementales de etanol (incluso en la temporada baja de la caña de azúcar) impactan en un mercado tan sensible, incluso con un excelente precio para el azúcar y un precio razonable para el petróleo.


Mirando un poco más adelante con optimismo, en una prueba de hipótesis en la que consideramos una mayor participación del etanol en el ciclo Otto en estados donde la gasolina es actualmente muy predominante, llegamos a un aumento potencial de la demanda en Brasil de alrededor del 20%. Lógicamente la dinámica del mercado no es tan lineal, pero son ecuaciones que ilustran las oportunidades en el país.


La visión optimista todavía sugeriría que hay muchos mercados nuevos por explorar, como las exportaciones a países que están adoptando políticas proetanol y/o la adopción de combustible de aviación sostenible, que pueden generar shocks de demanda que afectarán significativamente la situación de los precios y, en consecuencia, en el impulso de nuevos proyectos.


En este entorno, nos corresponde a nosotros, junto con las entidades representativas de nuestro sector, trabajar con los legisladores y reguladores para incluir adecuadamente el etanol en los programas de descarbonización y las políticas energéticas.


Los nuevos mercados para la harina de maíz, los granos secos de Distillers, son realmente clave.


En otro ejercicio práctico, al cruzar las evoluciones potenciales, en el tiempo, de la oferta y la demanda de Granos Secos de Destilería en el mercado interno, con base en el crecimiento de los segmentos de etanol de maíz y nutrición animal, es posible concluir que No es posible anclar toda la oferta de salvado con la expectativa de que el consumo interno pueda comprarlo todo a lo largo de los meses y años. Por lo tanto, es muy importante una agenda positiva para abrir nuevos mercados, incluidas rutas de exportación.


Al desafío de comercializar el coproducto se suma la eficiencia logística, ya que la demanda interna está más dispersa que la producción; además de estandarizar la calidad entre industrias mediante el uso de diferentes niveles tecnológicos, adaptándonos a las necesidades del cliente.


Sin biomasa no hay energía ni vapor. Sin energía y vapor no hay etanol de maíz.


Algunas regiones con crecimiento del maíz, que en un primer análisis son aptas para la industria del etanol de maíz, requieren especial atención al plan de suministro de biomasa, hasta el punto de ser un factor determinante en la inviabilidad de los proyectos y, en consecuencia, crear barreras para crecimiento sectorial.


Usando ejemplos numéricos aproximados, por cada millón de toneladas de maíz transformado en etanol de maíz, se necesitan 450 mil toneladas de astillas de eucalipto (40% de humedad), equivalente a una base forestal de 13 mil hectáreas para sustentar el carácter cíclico de la silvicultura. Para darle aún más “color” al ejemplo, hay prácticamente 1 kilogramo de chips de eucalipto por cada litro de etanol producido.


Se trata de cifras amplias y representativas que, combinadas con el ciclo de seis años del eucalipto, aportan un componente crítico a la toma de decisiones de proyectos y al apetito por el riesgo.


Hay maíz para etanol de maíz, pero atención a las regionalidades.


Algunos estados y/o regiones con volúmenes de producción de maíz también pueden ser grandes consumidores y, en el fondo línea, tienen un tímido equilibrio para dar cabida a nuevas industrias.


Como ejemplo, tenemos ciertas regiones de los estados de Goiás y Mato Grosso do Sul que demandan maíz para alimentación animal, etanol de maíz y, además, son históricamente proveedores de estados deficitarios, como São Paulo y la región Sur. ubicaciones, el equilibrio del maíz es justo, lo que genera barreras competitivas y riesgos adicionales para los nuevos participantes.


Sumando a las restricciones sobre la disponibilidad de maíz y el suministro de biomasa, se refuerza la importancia de prestar atención a la regionalidad al implementar un proyecto de etanol de maíz.


El fin de los programas de desarrollo e incentivos para las industrias, especialmente en los estados del Medio Oeste.


Cada estado tiene su política de atracción de empresas, que suelen ser palancas importantes para la competitividad de los proyectos, más aún cuando se trata de inversiones relevantes.


Considerando que la Ley Complementaria número 186 de 2021 establece que el otorgamiento de incentivos fiscales por parte de los estados estará permitido hasta el año 2032, es natural que la ausencia de esta promoción impacte en la disminución del ritmo de crecimiento sectorial.


En conclusión, el etanol de maíz, utilizando todas las fortalezas del campo, ya es una vocación brasileña para agregar valor a la cadena productiva y difundir el desarrollo. Los desafíos son grandes y no exclusivos de la competencia de las industrias para ejecutar proyectos de manera eficiente, sino de importantes debates que involucran el futuro del etanol, que es sin duda la mejor opción.